Se necesitan malos poetas...

Pergeñado por Monsieur Hoffmann | Posteado in | a las 8:25

2

El brillo de unas púas,
que determinan lo incierto.
El paradójico progreso,
de volver a empezar.

Mientras el mar invita,
a pasear a la luna,
porque el sol la descuida
y la olvida en su ajar.

La esencia del hombre,
que se limita a ser,
y lo angustia el destino
donde depositar su fé.

El más burdo de los episodios,
que el corazón destila en su agonía
con su jovial pubertad,
que envejece a cada latido.

Me busco entre lombrices de alquitrán
ahogado de conciencia en licor,
poniendo en remojo el orgullo,
dejando caer las vergüenzas que rigen nuestra impostura.

Y se archivan en las mentes,
de tintas impregnadas.
con el dolor en el pulso,
de un meñique libertario.

Bajo una siesta solar,
en el brutal nacimiento
de esa pastilla de azafrán.

Excusas del Salvador

Pergeñado por Monsieur Hoffmann | Posteado in | a las 14:25

0


Como en un principio, como desde siempre, nadie perturbaba su calma en la hamaca. Era invulnerable a cualquier esperpento neocolonialista. Los ángeles asediaban su meloso bigote, los oía y contemplaba. A unos metros, su Galatea, paciente y con la mirada materna de quien ve a dos niños divertirse en el parque. Pero lo veía a él, que no contemplaba más que sus propios parpados, pensando en la fluidez del agua, así como también en la del tiempo. Narciso se arrepiente, casi de rodillas y se ahoga en su imagen. Ella, con su mirada soviética, entre las esferas espera la luz, la misma que espera Venus en su vientre. Esa que aguarda en los despojos del materialismo mundano, de lo real, allí, cruzando el portal onírico que nos abre un nuevo plano, un nuevo ideal.
En los anales de la mitología nace su imaginación, inconsciente, subconsciente, detrás de sus ojos, donde yace el alma o la consciencia según su estado de ánimo.
Es hora, los ángeles se esfuman como el humo de un cigarro, y allí Gala, siempre esperando.

A trasluz

Pergeñado por Monsieur Hoffmann | Posteado in | a las 17:10

1

La vi nacer en los glaciares del sur,
y morirse en los médanos de kamchatka.
La vi asustarse por el ímpetu de la naturaleza humana,
y ahuyentar el pasado con una mirada.
La vi cantarle a esa mancha de nicotina,
que por las noches espía en las ventanas.
La vi perseguir a quienes mas le temen,
con carcajadas arenosas de alcohol.
La vi aliarse con el destino en sendas partidas de ajedrez,
con la mirada de quien prepara su puñalada.
La vi coquetear con su amigo el orgullo,
que la relega en los debates del ego.
La vi pensar y la vi actuar,
en ocasiones, bajo apariencias muy tentadoras.
La vi envejecer y dar a luz a su estirpe,
que no es más que su propia reencarnación.
La vi aliviar dolores extremos,
en complicidad con la voluntad.
La vi languidecer con ayuda de la cobardía,
según los efectos de un nominalismo.
La vi seguirme, no recuerdo el dialogo,
La vi seguirnos, ¿se creen acaso exentos?
La vi nacer en los glaciares del sur,
y morirse en los medanos de kamchatka.

Súbito candor

Pergeñado por Monsieur Hoffmann | Posteado in | a las 6:54

0

En el pulpito se estremeció y su gemido fue tenuemente acallado,
el llanto y la congoja tensaron su estómago.
No más de dieciséis, no más de cincuenta.
¿Cómo el fuego puede arder sin voluntad?
Así como lo efímero suele hacerse eterno,
Los límites entre la verdad y la mentira suelen difuminarse,
Aún más cuando ya nada tiene importancia.
La soledad es algo que todos llevamos,
algunos, por momentos, la usamos.
El tiempo nos persigue hasta los lugares más recónditos,
rara vez comete algún error y evitamos el desgaste de su paso.
La culpa y la agonía del alma no responden a planteos racionales,
se las ingenian para hundirnos en un remordimiento incesante,
mientras la mirada ajena quema la piel desde adentro
cuando todo comienza a perder su brillo,
cuando nada se distingue por la acuosa óptica,
se puede ver el hábito a trasluz, la puerta cerrarse,
y en el interior, un núcleo de resentimiento que crece y crece.

Damián Duarte.-

Exégesis luego de la cerrazón

Pergeñado por Monsieur Hoffmann | Posteado in | a las 6:28

0

Se escondió en sí mismo y no volvió a verme. Saltó el paredón y evitó llorar, trató de pensar pero las galopantes punzadas en sus sienes lo sofocaban. Se arrepintió de haber tomado esa calle, de haber mirado a la vereda de enfrente, de haberme reconocido involuntariamente, de haber manifestado su miedo. En ese instante, se arrepintió de haber nacido.
Decidí no esperarlo, me hubiese sido fácil deshacerme de él. Sé que su pánico lo hizo mearse, más de una vez. Que la transpiración que le nacía en la frente finalizaba su vida en el cuello de la remera. No lo busqué ni lo esperé. Sé todo lo que pensó, lo que hizo y lo que se arrepintió de hacer. Sé que esperaba que yo aparezca de la nada y lo someta, pues él ya tenía preparada su excusa, sus disculpas y las pautas del trato. No hacía frío pero el ruido de sus dientes temblando enarbolaba mi ego, mi poder.
No sé que vió, pero él sabía que advertí su presencia, que me molestó y que estuvo a punto de despertar mi cólera, pero sé perdonar. Su fétido vómito me obligaba en una pulsión de nobleza a preocuparme, luego se desvanecía. Siempre detrás del paredón, procurando el más inerte silencio, se ahogaba entre su basca, sus lágrimas y su mucosidad.
Me fui. Pensando en que a veces me temo a mi mismo, a mi propia venganza, me volví un par de veces, pero nunca detuve mi marcha. La arremolinada quietud permaneció igual, quizá, más calma aún. La noche se tornó helada, y al fin, el vago murió.

Ideológica moral

Pergeñado por Monsieur Hoffmann | Posteado in | a las 16:15

1

La sensación de pertenencia llena a las masas. Les da autoridad, prestigio y fundamentos para su forma de pensar. La ideología busca clasificar a las personas, las acorrala en una línea de pensamiento bajo premisas establecidas acartonando el ideal. Con una notable hostilidad, el nicho social busca agrupar y distinguir a los individuos, y no hablo de ideología política, ni de vanguardia, ni de ningún orden, hablo del origen de los ideales y de las dicotomías de las que se sirve el mundo.
La derecha o la izquierda, el realismo o el idealismo, abajo o arriba, adentro o afuera, sinónimos o antónimos. Siempre se debe ubicar en un lugar o pertenecer a algo, y lo que más paradójico resulta, es que hasta el hecho o decisión de no pertenecer termine siendo una postura tomada. La inseguridad, sumado a la fragilidad del hombre, los lleva a agruparse bajo una bandera. Ya sea que lo interpretemos como un método de defensa o de estrategia para enfrentar los sucesos, la necesidad de inclusión, de buscar un líder, un exponente, suele guiar a los cegados hombres que, sin notarlo, fundamentan sus opiniones con argumentos de la línea impuesta y se convierten en simples puentes entre el resultado de los procesos cognitivos de alguien y la verba de quien lo dice.
El mundo se ve dirimido por las nombradas dicotomías, y las personas nos vemos dominadas por la pertenencia, extremando medidas para incluirse o para separarse, siempre adquiriendo una postura, siempre escudándonos en algo.

Damián Duarte.-

Antagónica comunión

Pergeñado por Monsieur Hoffmann | Posteado in | a las 16:01

0

¿Que pretende el tiempo de nosotros? ¿Será, quizás, el deterioro o el cambio de las cosas que advertía el Funes borgeano?, ¿Será el aburrimiento “sentir el tiempo”, como decía alguien por ahí?, ¿se relacionará todo esto con la concepción heraclítea de que nadie se baña dos veces en el mismo rió?, ¿o simplemente se tratará de una mensura más, parte de la creación del hombre y de una desidia existencial?
El paso del tiempo, tema de discusiones bizantinas, ha atormentado a los seres humanos desde hace varios siglos, desde el conejo de Alicia en el país de las maravillas hasta la inmensa variedad de comidas rápidas de la actualidad.
La idea del eterno retorno, característico del pensamiento griego, grafica un universo circular, el tiempo se emparenta con esta sucesión especializada del movimiento, creando así la noción irrepetible de las cosas. La finitud del ser humano ha sido motivo de preocupación por filósofos y pensadores, interponiendo como objetivo y justificación la eternidad, aunque esta suscite a la mismísima temporalidad.
En nuestros días, es muy habitual encontrarnos con gente que va muy a prisa, desesperada por el ahorro de minutos y hasta obsesionada con el paso de las horas, la pregunta a todo esto es: ¿hacia donde nos dirigimos tan rápido? ¿La eternidad solucionaría los problemas de psicosis temporaria? El calendario, los relojes, o el simple tic-tac son los emblemas mas destacados de un renuente pesar que la sociedad acude con gran devoción.
Aquella magnitud física que ordena los acontecimientos en pasado, presente y futuro se encuentra íntimamente arraigada al olvido, la esperanza, la memoria y forma parte de una inigualable abstracción por la cual el ser humano ordena su vida. Si bien el tiempo no asegura el motor de la vida y de las cosas, podríamos decir que sirve como una férrea arma manipuladora y restrictiva de la existencia humana que regula las actividades y que con el avance de la historia ha ido convirtiendo al tiempo en un bien de mercado, víctima de las leyes de oferta y demanda, donde el ahorro de algunos minutos resulta de vital importancia para las acciones de las personas.
Dentro de la concepción aristotélica podemos encontrar al tiempo como la medición del movimiento entre el antes y el después. Heidegger, en cambio, lo concibe dentro de su exploración ontológica como el sentido del Ser. Tal como lo establece Jean Paul Sartre, la realidad humana se capta a sí misma como temporal, e interpreta al pasado como una modificación del presente, una huella.
El tiempo nos separa de lo que hemos sido y de lo que seremos, no podemos apartarnos de él, somos parte de él. El hombre como Ser, y el tiempo como ente, se encuentran tan unidos como separados, los diferencia la forma de influir el uno sobre el otro, el tiempo siempre sigue su curso, rara vez se siente modificado por el hombre, que por el contrario, rara vez deja de estar condicionado por el tiempo y sus dimensiones, ya que el presente, que hace instantes era futuro, ahora ya no es más que un mero pasado.

Damián Duarte.-